viernes, 7 de diciembre de 2012

R-49 El Canal de El Mesto


El canal de El Mesto, es un canal de transporte de agua que enlaza por gravedad el azud de el Mesto en el río Guadalix, con el Canal Bajo. Tiene una longitud de 3,7 km y una capacidad de conducción de 4 m3/s. Su entrada en servicio fue en el año 1.906. Pues bien, hay definida una excursión que baja desde El Molar hasta el lecho del río Guadalix que ha abierto por esa zona un cañón muy interesante, precisamente desde dónde está el azud que recibe las aguas del río y las pasa a la conducción general. Así pues recorreremos ese desfiladero  por el que se desliza el río y el canal que entre  bloques de granito y bosques de enebros, carrascas y con algunos árboles de ribera en el lecho.

Este canal discurre por la margen izquierda del río Guadalix, iniciándose en el azud de El Mesto. La mayor parte de su trazado esta construido en zanja a cielo abierto, con solo unos 300 m ejecutados en mina, a través de 4 túneles. Exceptuando el propio azud, no cuenta con ninguna estructura que resulte llamativa en su corto recorrido, salvo varios respiraderos de forma muy característica.

Nos reunimos en el parking del cementerio de  El Molar alrededor de las 11 hs y hacía una buena rasca, pues al frío le acompañaba un aire de los que cortan. Así que a toda marcha nos bajamos al río dónde pudimos recuperarnos y hasta quitarnos algo de la ropa con la que nos habíamos protegido. Alcanzamos la famosa azud  pequeña presa de sillería que suministra el agua del río Guadalix a la canalización del Canal de Isabel II. Esta pequeña presa, reliquia de la arquitectura hidráulica, está labrada en sillares de piedra del terreno cuyo muro de 23 metros de longitud y 4,20 de alto se apoya sobre una gran roca levantada en medio del cauce del río. Tiene una capacidad de embalse de 2.655 metros cúbicos y 120 metros de cola. Una vez concluida la obra, en 1906, abasteció de agua a Madrid durante 156 días a lo largo del dicho año.

Después de observar esta pequeña  presa y tomarnos los panchitos, volvemos al camino que traíamos y continuamos por el sendero/plataforma del Canal que va paralelo al río (este más abajo y apenas visible por la vegetación). Después de andar  sobre el canal unos 4 kms. llegamos a una zona rocosa a la izquierda. del camino; son los bloques que caen de Peña Águila  con algunas vías de escalada con seguros y anclajes. A partir de aquí el cañón se abre hasta llegar a la pista, pero nosotros nos paramos decididos algunos a bajar al lecho del río por un sendero muy empinado para llegar a la altura de un antiguo puente. Ahí abajo contemplamos una zona muy bonita del río con dos cascadas y un laguito (ver fotos) donde nos entretenemos un rato y fotografiamos a tope y hasta encontramos un geocach que estaba roto. Unos cuantos marchosos prefirieron no bajar y quedamos en las ruinas de un antiguo edificio del canal situado enfrente de pueblo de Guadalix de la Sierra.

 Nos buscamos un buen acomodo en una explanada donde daba el sol con una buena vista y nos disponemos a darnos otro de los placeres del día: comer, beber y contar historias. De estas ya no nos acordamos pero a buen seguro que el que suscribe contó alguna pues así lo atestigua una foto en la que dos marchosos le atienden dormidos.

 Reanudamos la marcha sabiendo que tenemos que remontar 200ms de desnivel yendo por feos caminos y rodeados de bosque bajo de carrasca y enebro. Pero divisamos algunas fincas con grandes chalés en situación privilegiada en medio del monte (¡vaya privilegios!). Y sin darnos cuenta nos ponemos frente a la restaurada atalaya de El Molar que formaba parte de la cadena de ellas que tenías los árabes toledanos para atisbar los ataques de las huestes cristianas.

Una vez en los coches solo quedaba para los del sur tomarse su refrigerio en el pueblo, pero decidimos hacerlo en San Agustín porque El Molar estaba todo en obras (¡ qué raro pues si las elecciones están muy lejanas…!)

JP

Gráficos :
  


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Una explicación muy detallada del origen y funciones del azud y del canal del Mesto. Supongo que para su construcción no emplearían presos cómo en el Pontón de la Oliva. Creo que la vuelta debimos hacerla por donde marcaba Andrés Campos, pues pienso que la vista de la Atalaya reconstruida no justifica tanto recorrido por asfalto.
Siento no haber bajado al río, se ven muy bonitas las cascadas, pero el jueves tenía otra marcha por el Río Dulce y no quería forzar.
Saludos M.A

Miguel dijo...

Una introducción muy clara y didáctica y una descripción de la marcha en la que no falta detalle. Parece mentira que algunos, quizá rendidos por el cansancio (nuestras edades ya no perdonan)prefieran dormitar al sol
Miguel

Anónimo dijo...

Muy buena fotografía, con tintes de reclamo periodístico, para comenzar un relato muy educativo y esclarecedor sobre el Canal del Mesto. Tendremos que surfear un poco Internet para descubrir el camino del canal del Atazar que discurre por la margen derecha.

No sé cual pudo ser la razón que dejo sin casas a los que cuidaban estas instalaciones, y en los patios de cuyas casas muchas veces tomamos nuestros refrigerios, posiblemente fuera, en este caso, un motivo que los salvo de tener que estar todo el año en lugares muy bellos pero también muy solitarios. La utilización del automóvil por las empresas quizá fue la razón de su desaparición. Ya se podía hacer la vigilancia de otra forma.

Por último, después de comer y ya dejar de andar por encima del canal, las numerosas pistas de vuelta al Molar, con o sin asfalto, resultan poco agradables cualquiera que sea el camino escogido.

Chicho

manolo dijo...

Relato muy completo.
Solo para los que no lo sepan:
Azud (arb. "as sad") palabra de origen árabe que significa 'barrera', siendo esta habitual para elevar el nivel de un caudal o río con el fin de derivar parte del agua. Saludos JL

manolo dijo...

Si comparamos nuestras crónicas con las que escribíamos al principio tendremos que reconocer que vamos ganando en calidad escritoril y en interés. Tal vez algún día nos sirvan mucho más que ahora, cuando nuestra memoria nos haga malas pasadas.
Esta excursión me gustó mucho, no me pareció difícil y, aunque no bajé hasta el río, hay que cuidar la rodilla, la disfruté mucho en vuestra compañía.
Saludos.
Manolo