sábado, 21 de noviembre de 2015

Cabeza Arcón, 18/11/2015

CABEZA ARCÓN, 18/11/2015

Hoy hemos quedado en el km 12 de la carretera M-610 que va de Miraflores de la Sierra a Bustarviejo, donde hay un área recreativa y las instalaciones de un campo de fútbol de esta última localidad. Al final, Chicho se ha podido incorporar aunque al principio no lo tenía claro. Hemos acudido a la cita Miguel, Juan Ángel, Paco (el que suscribe y “responsable” de la expedición), Miguel Ángel, Jero y Chicho.
            Es un día muy bueno para caminar y empezamos a atacar al cerro Arcón directamente y sin dilación con una subida de tres pares de bellotas sin camino señalizado, así, a zurrumbullón, siguiendo el “track” (traduzco: “el recorrido”) que ya hicieron otros grupos de “intenné”. Son trescientos metros de desnivel en un corto tramo, para ir abriendo boca, y ascendemos por un pinar que a lo mejor nos da alguna sorpresa setil. MiguelÁngel, ya a media altura, ha pillado ¡un níscalo!, sólo uno y además ha perdido las gafas de sol. Se ha vuelto a por ellas, pero no las ha encontrado. Bueno, tampoco valían mucho la pena. Después de sudar la gota gorda, y de haber parado varias veces a coger resuello, culminamos la ascensión, que ya estaba prevista en todos los planos, y nos enseñoreamos de las rocas que salpican la Cabeza Arcón.
            Nos hacemos las fotos pertinentes y seguimos, ya por la cuerda, hacia “El Cancho del Reloj”, sin camino marcado nada más que en ciertos tramos pero con una gran visibilidad, y continuamos de la misma manera hacia “Las Buitreras” donde paramos un ratito para tomar un golpe de vino y algunos frutos secos; las vistas son portentosas. Se ve el Mondalindo, el pico del Pendón, dos embalses, las torres de Madrid, un largo etcétera y buitres volando sobre otros picos a los que llegaremos dentro de poco. Bajamos hacia “Los Llanillos” entre tomillo, jara, romero y mucho monte bajo pero que nos permite andar y arribamos a “Peña Cristina” y “Cabeza Hueca” señalizados en los mapas pero indistinguibles sobre el terreno. Antes de iniciar la bajada nos acercamos “El Hornillo” y después regresamos, bajando un poco, hacia una senda que nos va llevar al GR-10. A todo esto, M.A. ha recolectado unas pocas setas de los caballeros y algún que otro níscalo y boleto. Llegamos al GR e intentamos encontrar un lugar adecuado para instalarnos a almorzar. El “líder” (Paco en este caso), está más cansado que una mona y elige un sitio que no está mal pues tiene valla para reposar la espalda y está entre sol y sombra, pero otros elementos del grupo saltan una alambrada y, muy cerca, encuentran otro lugar más apropiado debajo de unos arbolitos; pero el cansado de Paco dice que ya no se mueve de donde está y como él es el que lleva el vino, al final se lleva el pato al agua no sin recibir numerosas quejas tachándolo de dictador y no recuerdo qué otras cosas. En fin, así es la vida y de desagradecidos está el mundo lleno (es broma).
            Después del almuerzo y de haber encontrado algunos níscalos donde se nos había caído un bomboncito de los que trae M.A. (¡qué casualidad!), nos montamos otra vez en el GR que comenzó a ascender (¡maldita sea su estampa!) muy lentamente, pero se notaba después de todo el esfuerzo anterior y de la comida y bebida que nos habíamos metido entre pecho y espalda; así subimos unos cien metros. Al final avistamos la zona de recreo y los coches que nos estaban esperando. Un buen día para ser mediados de noviembre y una gozada las vistas de las que pudimos disfrutar. Una anécdota: no nos cruzamos con nadie y los animales parecía que habían desaparecido: sólo pudimos ver buitres, insectos y alguna que otra lagartija. Eso sí, oímos los cencerros de un rebaño.


Paco. 








2 comentarios:

Miguel Angel Lazaro dijo...

Aunque la marcha era corta, no llegó a los 10 Km, el hecho de la fuerte subida inicial y que el final acabara en subida aunque suave, hizo que realmente la mayoría nos sintiéramos cansados al acabarla.
La recogida de setas fue mérito principalmente de Juan Ángel y es curioso que hubiera más níscalos en el prado donde cayó el moncherí que en el pinar.
El paisaje era muy parecido al de Pedriza y realmente fue un día de calor, hasta el punto de buscar la sombra para comer. No sabemos si hubiéramos venido más ó menos cansados de haber vuelto por la opción de Chicho, dando la vuelta al monte del Pendón (eran 3 km más). Dejaremos para otra ocasión ese recorrido, pues había en un cartel un montón de rutas por la zona y se podrá hacer alguna.
Para mi era una marcha inédita y el resultado en general satisfactorio.
M.A

Chicho dijo...

Los "tafoni". Había uno importante en Peña Hueca, yo no había leído nada sobre este fenómeno geológico que va degradando las rocas y que está descrito en numerosos trabajos geológicos.

"Taffoni (o tafoni, palabra invariable), designa en geomorfología una forma en cavidad o hueco redondeado, de un tamaño desde varios decímetros a varios metros, tallada por la erosión en rocas cristalinas o arenisca, en climas secos o en algunas costas" (copiado de wikipedia).

Me acerque a Peña Hueca buscando un geocach que no encontré, no busqué el tafone, aunque es posible que viera su entrada, pero no me paré a observarla con el conocimiento de que estaba frente a ese fenómeno. Al llegar a casa busqué en Internet y me quedé un poco decepcionado por no haber ido un poco más preparado.

El día anterior había estado buscando un camino alternativo para volver a Bustarviejo rodeando el Pendón, y así tener la oportunidad de ver la zona que mira hacia la Cabrera y también alargar un poco la excursión votada, que con sólo 9 km parecía corta. No escogimos esta opción y preferimos ceñirnos a la propuesta original. El GR10 por el que subimos estaba muy ancheado y resultaba feo, pero las vistas hacia los riscos por los que habíamos andado por la mañana compensaban el retorno a Bustarviejo por ese camino. Si además se encuentran níscalos inesperados después de comer, mucho mejor.

La excursión, un poco dura, me gustó mucho. No esperaba encontrar un paisaje tan atractivo y poderlo disfrutar con ese tiempo tan maravilloso que tuvimos. Ya conocía el Baden ( por el que no pasamos al descartar la vuelta rodeando el Pendón), y la primera vez que lo vi me quedé entusiasmado por la soledad y belleza de la zona, además fue la única vez en que pude admirar a un zorro escapando de un pelma que aparecía por allí. Buen recuerdo!.

Chicho