lunes, 7 de marzo de 2016

Prados de Alameda y Pinilla(127 de AC), 02/03/16



Explosión de nieve, se debería llamar esta excursión. Nos hemos juntado casi en pleno para abordar este trazado que ya lo hicimos en 2009 pero sin nieve. El que la propuso, Paco, no sospechaba que ya en el pueblo de Alameda, iba a haber nieve y sí, allí estaba. Fernando se acercó al lugar donde comenzaba el recorrido y, como  había mucha nieve, decidió regresar hacia su coche para irse a casa. 

Así es que comenzamos esta andadura ocho marchosos, Jero, Miguel Ángel (el quejica), José Luis, Chicho, Juan Ángel, Miguel, JP (el líder carismático, que hoy se ha añadido al grupo), y el que suscribe y lleva la bota de vino, Paco.



Comenzamos llaneando y viendo muchas vacas; se nos acercó una perrilla parida que restregaba el lomo en el suelo para que la acariciáramos. Ya desde aquí vemos Peñalara y Cuerda Larga completamente blancas y nos quedamos extasiados ¡ya iba siendo hora que viéramos nieve este invierno! Al llegar a un abrevadero, tomamos el camino de la derecha que empieza a estar con quince o veinte centímetros de nieve, que al pisarla, se hunde bien con nuestro peso, ideal para andar sobre ella. A medida que subimos, la nieve también comienza a subir de espesor y dificulta el caminar. La vista es extraordinaria y a medida que avanzamos somos varios los que nos caemos y nos tienen que echar una mano para sacarnos del agujero que hacemos. Jero cayó en un hoyo que parecía una trampa para animales, de al menos metro y medio de profundidad. Menos mal que ninguno nos hicimos daño.
Tomamos los panchitos en el segundo abrevadero, donde tenemos una foto antigua en la que el “líder carismático”, de pie, “alecciona a sus acólitos” (nosotros), sentados en el abrevadero. Tenemos que tener cuidado al situar los alimentos en el borde de las piedras pues hace un viento que los tira y además no queda espacio libre pues la nieve lo llena todo.
El viento nos impide encontrar un lugar para guarecernos, pensando ya en el almuerzo, de tal forma que atravesando el robledal (más bien melojar) y hundiéndonos cada vez más en la nieve, Paco y otros que están cercanos, deciden almorzar en la ermita de Nuestra Señora de la Concepción aunque lo hagamos a las tres y media, pues allí hay bancos y mesas para instalarnos y, además, al estar más bajos, el viento sopla menos o deja de soplar. Aquí eché de menos a JP que no se encontraba entre nosotros; además yo sabía que no tenía móvil y que hacía poco le había dado un golpe de vértigo en su casa. Por un lado me preocupé, pero por otro, sabiendo lo experto que es de estas sierras madrileñas, suponía que, en breve, lo veríamos aparecer por algún sitio o, en último caso, yo podría ir a buscarle pues no sería difícil encontrarlo en este valle. Después de atravesar el arroyo de la Saúca y saltar una valla de piedras y alambradas que separa los municipios de Alameda y Pinilla, en lugar de seguir paralelos a la valla, nos enrollamos a dar vueltas más allá de ella siguiendo el track de un excursionista de Wikiloc, que llevaba Miguel Ángel en su GPS, subimos a una pista, que abandonamos enseguida para bajar pisando bastante nieve hasta encontrar otra pista que nos condujo a la ermita.

Allí, entramos, saltando un pequeño murete pues la verja de entrada estaba cerrada, y se incorporó JP que nos anunció que él debería haber comido antes pues su cuerpo necesitaba sustento.
Una vez terminamos de almorzar, unos cogieron la carretera hasta Alameda y otros bajamos al pueblo de Pinilla y, al lado de una cruz de piedra, comenzaba un camino hasta Alameda que seguimos, charlando de cosas varias (política sobre todo).


Paco.




1 comentario:

JP dijo...

Muy bien por Paco que aunque defasado pi/2 ha cumplido con el relato obligado.
Genial la excursión porque el entorno con la nieve era fantástico. Tuvimos que hacer un esfuerzo añadido, puesto que los entre 20-30 cms. de nieve que pisábamos lo obligaban. Pese a ello se demoró la toma de panchitos (a las 13hs) y no digamos la de la comida. Yo le comenté a Paco(jefe del día) que podíamos hacerlo en un entorno y una hora que supuse adecuado, pero me comentó
que debíamos sufrir un poco más, como 15 minutos. Entonces me tomé algunos minutos para beber y algo más, obviamente ya les perdí de vista hasta la comida a las 15,30hs. Es decir anduve una hora más pensando en comer algo porque el cuerpecito (el muy tonto) me lo pedía. Como dejaban huellas les pude seguir aunque no le veía. Disfruté bastante porque fui a mi ritmo acompañado de un silencio y un entorno que maravillaban, aunque tenía el inconveniente de que me estaba pidiendo una voz interior "come, come" pero no veía que nadie se parara a hacerlo(habían decidido llegar hasta Pinilla del Valle. Finalmente ya en la carretera, con mesa, pero y qué; estábamos ya en un entorno medio urbano.
Al terminar la comida (que hice solo porque no había sitio en la mesa) y para redondear el día, al ir a cruzar la carretera por un arcén lleno de nieve hundí una pierna totalmente y la nieve no me dejaba sacar el pie. Durante cinco minutos tuve, pese a la ayuda de los compañeros(Miguel al intentar ayudarme cayó también), que escavar con las manos para quitarle al pie ese impedimento; luego con la ayuda de Jero y tirando de mí conseguímos salir a flote.
Bueno una jornada con algún incidente pero disfrutada al máximo como casi siempre

JP