domingo, 5 de febrero de 2017

CERRO SAN PEDRO 01/02/17



CERRO SAN PEDRO 01/02/17



Hoy le ha tocado a Paco (el que suscribe) proponer excursión y luego hacer un resumen del día. Él ya le tenía ganas a este cerrete aislado pues otras veces que se ha propuesto él no ha llegado nunca a la cima. Esta vez esperamos que se cumpla su deseo.
Iniciamos el camino ocho marchosos y como hace un día malo, con lluvia y niebla, hemos decidido almorzar en un restaurante de Colmenar, en donde nos encontraremos con un miembro histórico de nuestro grupo, que es JS. Los ocho: Chicho, Jero, Miguel Ángel, José Luis, JP, Juan Ángel, JG y Paco. Partimos desde el km 11.8 de la carretera de Colmenar a Guadalix, junto al arroyo Vallejón y empezamos a ascender por la pista de tierra donde hemos aparcado los coches. Por cierto, es la primera vez que vemos el Toyota híbrido de Jero: te metes dentro y parece un avión. Al cabo de un rato de ascensión tenemos que abrir una puerta que aparece en el camino y después de una media hora de andadura, JG ve en su GPS que se puede acortar camino entrando por un camino de animales (¿jabalíes?) muy empinado y allá que se meten él y JP. Los otros seis seguimos la pista de tierra, pues “no hay atajo sin trabajo” y la ascensión se nos hará menos dura. La pista termina en otra puerta cerrada a cal y canto (¿es esto legal?) donde hay ganado vacuno en cantidad: todo inofensivo. Menos mal que nos abrió un individuo que lo cuidaba (tal vez marroquí) y nos indicó otra puerta de salida y el camino, ya campo a través, para llegar a la cumbre del cerrillo. A todo esto, no se veía ni un pijo debido a la niebla. Procuramos ir más juntos que de costumbre para no perdernos los que no llevamos GPS.

Encontramos una vallita de piedra a nuestra derecha que nos condujo hasta la base del cerro. Allí acordamos tomarnos “los panchitos”. Encontramos a JG que ya había llegado hacia un ratito (uno de los del atajo) pero JP no estaba con él, así que el jefe de grupo le hizo una llamada para ver si estaba cerca y esperarlo. Efectivamente, al cabo de unos minutos apareció su calva y, al final, toda su persona con macuto incluido. Nos comentó que en la subida por el atajo le había dado una “pájara” y tuvo que sentarse y esperar un rato para continuar la ascensión: ¡gajes de los senderistas! Paco sacó su bota con un vinito de Ribera del Duero crianza que les supo a gloria a toda la vasca. Terminado el piscolabis, ya sólo faltaba ascender unos 200 m al pico de San Pedro que está a 1.245 m. Hay tres marchosos que no quieren ascender porque ya lo han hecho otras veces y porque hoy, 

con la niebla, no se ve ni tres en un burro. Así es que quedamos cinco para llegar a lo más alto. A todo esto, empieza a llover, lo que se llama un calabobos, y el senderillo que seguimos se mete por un bosque de matas de unos dos metros de alto que nos impide seguirnos bien, pero, poco a poco, al final, los primeros esforzados marchosos que llegan a la cumbre son Miguel Ángel, Juan Ángel y Chicho y luego JG y el último Paco (que por fin ha cumplido su deseo de alcanzar la cima) que como no ve un pijo, sentencia el deseo de volver con mejor tiempo. El hito geográfico está elevado sobre un cono de piedras de unos tres metros de diámetro en la base y resulta inaccesible. Para hacernos los cinco la foto de rigor reclamamos la ayuda de una chica que había subido desde la caseta de los peones camineros y nos contó que era la tres mil doscientas y pico veces que lo hacía (parece que nos dijo que era su paseo casi diario): nos dejó con la moral muy baja. Chicho le preguntó que si era una promesa a lo que la chica (¿unos cuarenta años?) parece que no le oyó o no le hizo caso. Bueno, escribimos nuestra hazaña (¿se le puede llamar así?) en un cuaderno que hay dentro de una caja metálica y antes de disponernos a bajar observamos que hay una muy pequeña imitación de un belén con dos figuritas de esas que salen en el roscón de reyes.


Decidimos ahora bajar por el sendero por donde subieron los del atajo porque teníamos la certidumbre de que el marroquí nos había cerrado la puerta por donde subimos antes, y descubrimos que era bonito pero, eso sí, muy escabroso. Encontramos los restos de una cantera abandonada y después el sendero de animales que nos condujo a la pista de tierra y de allí a los coches.


El almuerzo lo hicimos en un bar para mayores del ayuntamiento de Colmenar con un menú de 8,50 €. Allí estaba JS, alegrándonos todos de verle. El menú tenía una grata sorpresa: nos pusieron un vinito de Rioja de la cosecha que resultó muy agradable de beber (no necesitó mezclarlo con gaseosa) y otra sorpresa desagradable: los “flamenquines” eran unas salchichas empanadas, aunque nos lo avisó la camarera, según dice Miguel Ángel, cosa que yo no escuché.


Paco.









3 comentarios:

Miguel Angel Lázaro dijo...

Muy buena descripción, Paco. Según dijo Chicho las canteras podían ser de Wólfram, material muy solicitado por los nacis en la 2ª guerra mundial.
Es una pena que hubiera niebla, la otra vez que subí había mejor visibilidad, aunque la subida desde la pradera fue muy gravosa, saltando cercas de piedra y bordeando rocas en toda la subida. Creo que si subimos otra vez, esta del último día es una buena opción. Si no hubiera marroquí para abrir la puerta, se puede dejar el cercado a la izquierda y subir monte arriba.
Saludos
Miguel Angel Lazaro

Chicho dijo...

Viendo la foto en el cerro, podría pensarse que las condiciones meteorológicas extremas casi nos hicieran desistir de nuestra hazaña, pero no fue así : sólo había niebla y un fino chirimiri.

Está excursión nos permitió ver cómo el capitalismo japo convence a las mentes izquierdosas a decidir, una vez más, sobre un tema banal : cambio de coche. La suavidad de los híbridos nos hacen olvidar el run-run de los de gasoil y nos permiten llegar a los PE2 de encuentro, más bucólicos. Agradecemos a Jero su decisión, todos estuvimos de acuerdo de que no hay color, y que por tanto, y con respeto, no hay que menospreciar al viejo Citroen, sólo agradecerle con cariño los servicios prestados.

Excursión bonita. JP, con nosotros de nuevo, y muy de agradecer su sugerencia de comer en el hogar de los mayorcitos en Colmenar. Jesús Sanchez también nos acompañó en esta ocasión, qué crecidito está. Bueno, besitos.

manolo dijo...

Un pequeño desliz de Paco le hace decir que " San Pedro que está a 1.245 m" Y como se ve en el perfil esta a 1424 m
Los tres marchosos que no subimos a la cima , si que hicimos los 1.245 m.
Saludos JL.